Un momento de reflexión.
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Mientras escribo son vísperas de Navidad para algunas personas, otras tantas celebrarán Janucá, algunas simplemente dejan pasar una fecha más en el calendario, pero sin duda diciembre es un mes de cierre, pues seamos creyentes en algo o no, se acerca el fin de año, esta es una temporada de abundancia en algunos casos o de incremento de gastos y problemáticas para otros, pero si en algo coincidimos es en el deseo y añoranza de un mundo mejor, en la espera de oportunidades, el desarrollo de la educación y la ilusión de seguridad.
Estos últimos deseos los compartimos todas las personas en el planeta, sin embargo, más allá de añorar ¿Qué hacemos por cumplirlos? Si hablamos de un mundo mejor, ¿Qué acciones realizamos día con día? Quizás soñamos con economías justas, por ello ¿compramos de manera consciente? O ¿gastamos en comercios que abaratan precios mediante la explotación de otros? Si la esperanza que tenemos es de mayor seguridad. ¿respetamos la ley desde sus formas más básicas o caemos en sobornos menores con tal de ganar tiempo y agilidad?, queremos oportunidades equitativas. ¿brindamos estas mismas en nuestros círculos más cercanos y condiciones justas de trabajo si tenemos a alguien a nuestro cargo?
En la vida no se trata sólo de pedir y exigir, sino también de dar, de evaluar nuestras acciones cotidianas y reflexionar qué tan grande ha sido nuestra contribución al entorno que vivimos actualmente. Hoy México y el mundo enfrentan una gran crisis de desplazamientos humanos, personas migrantes que son tratadas como criminales cuando su único anhelo es un sitio mejor, nadie debería ser criminalizado por tener un poco de esperanza, lo que sí deberíamos hacer es construir espacios seguros para disminuir el riesgo en esos desplazamientos donde mujeres y niñxs sufren todo tipo de abusos, donde terceros se aprovechan de la necesidad para lucrar mediante la extorsión.