Tren Maya. | Parlamento Veracruz.
Por Juan Javier Gómez Cazarín*
Escribo esto todavía extasiado de emoción por el enorme triunfo de mis Águilas del América, que nos regalaron la felicidad de su copa 14.
Ya, de por sí, estaba yo muy animado por la otra gran noticia que tuvimos el fin de semana: que tuvo lugar el primer viaje de pasajeros del Tren Maya en su primera etapa, de Campeche a Cancún, pasando por Mérida.
El presidente Andrés Manuel López Obrador lo inauguró el viernes y el sábado ya hubo personas del pueblo haciendo el histórico viaje a través de la Península de Yucatán.
Como era de esperarse, en menos de tres milésimas de segundo ya había derechistas malquerientes de la 4T echándole tierra, quejándose por tonterías, por ejemplo: que en la cafetería de a bordo se terminaron antes de tiempo todos los alimentos que había a la venta. Como si por ello, un error de cálculo que, seguramente, ya se corrigió, pudiéramos declarar el fracaso absoluto e irremediable del proyecto.
A ver: estamos hablando del primer tren de pasajeros en México desde que en mayo de 1950 se inauguró el tren de Coatzacoalcos a Campeche (otra vez Campeche). También, el primer tren construido por el Estado Mexicano desde que Ernesto Zedillo privatizó en su sexenio casi toda la red ferroviaria que al país le había tomado muchas décadas construir.