BREVE BIOGRAFIA DE ERNESTO GARCÍA CABRAL.
*** En el pintoresco Huatusco del Estado de Veracruz, en 1890, nació ERNESTO GARCIA CABRAL.
Su precocidad y su talento, dedicados con innata vocación al dibujo y a la pintura, a temprana edad le merecieron una beca para estudiar en la Ciudad de México. En la Academia de San Carlos, de 1907 a 1909, fueron sus maestros -entre otros- Germán Gedovius, Daniel del Valle, Carlos Lazo, Vergara Lope y el Dr. Servín. Presa de la inquietud política del momento (postrimerías del porfirismo) inició su carrera de caricaturista en “La Tarántula”, publicación que dirigía Don Fortunato Herrerías. El periódico “Frivolidades” y la revista política “Multicolor” de Mario Victoria dieron cabida también a su singular ingenio.
Pensionado por el Gobierno de la República, una nueva etapa de su vida se inicia en 1912. En París aprende más y vive intensamente, y es ahí en donde recibe la primera gran satisfacción para su alma de artista: gana un concurso de la Academia Colarouse ante 90 competidores de todo el mundo.
Pero don Francisco 1. Madero cae y la ayuda económica que a Cabral permitía estudiar… y vivir, cae también. Europa se ve arrastrada en el torbellino de la Primera Guerra Mundial y la situación económica se agrava. Sin embargo, su sátira fina y su ingenio pleno de humorismo encuentran algunos centavos (bastantes para subsistir) en las páginas de “Le Rire”, “Le Ballonette” y “La Vie Parisien”, revistas francesas que acogen con gusto las colaboraciones del joven artista mexicano.
Diego Rivera, Angel Zárraga, Benjamín Coria, el Dr. Atl y Roberto Montenegro, fueron algunos de sus compañeros de ideales y esperanzas, de inquietudes y penalidades.
Enfermo (y descorazonado hasta donde Cabral puede estarlo) le encuentra en 1917 el Lic. Isidro Fabela, recién nombrado Ministro de México en Francia, quien le nombra Agregado Cultural de su embajada. Con don Isidro fue a Madrid y también a Buenos Aires. A México vuelve en 1918 y entra, ya de firme, en su profesión de caricaturista. Su intensa labor en periódicos y revistas no le impide sin embargo, desplegar su técnica pictórica. Ahí están como muestra sus murales de 1936 en los Estados Unidos y en el Pabellón de Turismo de Toluca (1942).
El mismo entusiasmo, el mismo fino humorismo, su agudizado ingenio y su perfeccionada técnica de caricaturista, siguen en 1967 al servicio de la prensa de México.