Marchar por la democracia. | Parlamento Veracruz.
Por Juan Javier Gómez Cazarín.*
Tiene razón el presidente Andrés Manuel López Obrador cuando dice que la marcha opositora de este domingo parece extraída del mundo al revés.
Marchan exigiendo libertades que de hecho sí tienen –tenemos-. Tan sí las tienen que las ejercen sin ningún tipo de limitación. Justo el tipo de libertades políticas que eran impensables en el régimen que ellos añoran.
Dicen defender a la democracia, pero han sido ellos los que históricamente le han metido mano a las urnas, apoderándose a la malagueña de la voluntad popular, robándose la elección presidencial en el 2006 y en el 2012, entre otras muchas.
Alegan temer a una dictadura que no existe, proyectando, eso sí, su anhelo de la dictadura que a ellos les gustaría ser algún día –Dios nos libre-.
Los arenga un solo orador en el Zócalo: Lorenzo Córdova, hasta hace unos meses presidente del INE, al que se acusaba de parcialidad –árbitro vendido, le dicen en mi pueblo- y cuya participación en la marcha revela justamente lo que siempre fue: parcial.
¿O puede alguien pensar que Lorenzo era imparcial hace unos meses –y, por lo tanto, la acusación era injusta- y dejó de serlo ahora que encabeza la marcha opositora?