MÉXICO SE ENFRENTA A NUEVOS RETOS SOCIALES, ECONÓMICOS Y POLÍTICOS.
Andrés Manuel López Obrador consideró que el campo mexicano podría mantenerse en un ritmo de crecimiento, sin recursos financieros del gobierno de la República. Así, decidió cancelar las operaciones de crédito para todo el sector rural, y desaparecer la Financiera Nacional para el Desarrollo Agropecuario.
El mismo mecanismo ordenó realizar con el área de Fideicomisos del Banco de México, a través del organismo llamado FIRA, y dejar desprotegido al medio rural, a los productores de carne de res, cerdo y pollo, así como de leche y huevo, y, si faltaran algunas cantidades, se importarían sin mayor trabajo.
En estas circunstancias, una de las preocupaciones de gran parte de los mexicanos, es ahora cómo aumentar la productividad del campo mexicano, después del retiro del financiamiento oficial, aunado a un periodo de lluvias muy irregular en todo el territorio, durante los últimos tres años.
Tan sólo en maíz, principal grano de consumo nacional, será necesario importar alrededor de 14 millones de toneladas; también se tienen déficits en frijol, arroz, trigo y sorgo. Este último, para consumo de la ganadería productora de carnes de res, cerdo y pollo, así como huevo y leche.
La nueva Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ante este panorama incierto de la economía del país, tendrá que tomar decisiones acertadas e inmediatas en materia de apoyos a la producción de alimentos, a fin de revertir un proceso que llevó, durante los últimos seis años, a una mayor pobreza en el sector más sensible de la producción, en particular de los alimentos que nos ofrecen los campesinos mexicanos.