Lo que no sabemos de los feminicidios.
Nadie nos habla del calvario que pasan familiares de víctimas que se ven en la necesidad de enfrentar procesos penales sin los recursos económicos que esto implica ni el entendimiento de la ley y todos los pasos detrás. Son pocas las asociaciones que pueden brindar un acompañamiento para que las carpetas de investigación cuenten con elementos suficientes que garanticen que se haga justicia.
Nadie nos habla de todo el sufrimiento doble que vive quien tiene que reconocer a una mujer asesinada, pero también identificar y entender cuál es la historia que hizo que una niña acabara desmembrada y como víctima de abuso sexual. Tampoco hablan de las herramientas de acompañamiento que se requieren después de estar en un núcleo de violencia y el costo de estas.
La violencia feminicida crece, en parte por un sistema donde prevalece la impunidad, pero también porque socialmente sigue presente la indiferencia, porque damos difusión a casos como el de Debanhi Escobar, pero en igual medida nos atrevemos a señalar las actividades en las que estaban para descalificar una vida, como si lo importante fuese su entorno y no las acciones por las que hoy ya no está con vida.
México tiene una deuda grande con la justicia en distintos frentes y una de las mayores es la violencia de género, pero para comenzar a dar pasos firmes es necesario comprender su origen, trabajar en la sensibilidad y el entendimiento que se presentan en cada uno de los casos, dejar de esperar que algo nos ocurra de manera cercana para solidarizarnos con las exigencias ante el gobierno. Comencemos por entender cuán necesaria es la perspectiva de género, desde la expresión en medios hasta la manera de abordar una investigación, comencemos por entender fechas como el 25 de noviembre, partiendo de que son un momento de exigencia y conmemoración, no una celebración.