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El problema está en la corrupción, no en los organismos.

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El INAI permitía visibilizar que el gobierno no estaba cumpliendo con eso que decía hacer, pues se contrastaban los datos que mostraban con los que verdaderamente tenían y el acceso a los mismos estaba abierto para cualquier persona ciudadana, incluso como estudiante de universidad lo utilicé en múltiples ejercicios para saber por qué no se transparentaba información de los recursos públicos asignados a películas, cuánto era el dinero que se destinaba a ciertos proyectos, etc. Y lo más importante es que si el gobierno no te brindaba la información se podían interponer recursos donde el INAI te acompañaba y exigía la transparencia de estos datos, sin que se tuvieran repercusiones.

La creación de organismos como el INAI había puesto a México como punta de lanza respecto a la transparencia y el acceso a la información a nivel internacional, pues cuidando la protección de datos, la población en general podía exigir a sus gobernantes e instituciones que transparentaran el uso de recursos, información valiosa como su preparación para los cargos e incluso el impacto ambiental de decisiones.

Ahora resulta difícil imaginar un nuevo espacio a cargo del mismo gobierno que se encargue de regularse a sí mismo, pues esto implicaría un retroceso de décadas en donde todo se centraliza bajo un mismo poder. Lo anterior también impacta de manera positiva a intereses personales que en realidad favorecen al neoliberalismo, pues otros organismos regulaban las prácticas monopólicas, la regulación de medios de comunicación, el monitoreo de la pobreza e incluso los precios de servicios de telefonía e internet.

Al final no se necesita más información para entender hacia dónde vamos, si el organismo que hacía recomendaciones sobre los índices de pobreza estará en manos de quienes deben atender esos cambios sin duda veremos ahora un progreso de México que nunca antes imaginamos, al menos la narrativa nos brindará la historia que siempre imaginamos, aunque seguramente nuestra realidad será otra.

¿Somos tan frágiles ante la llegada de la IA?