EDIFICIO DE LA PLANTA DE LUZ INAUGURADO EN 1897.
Esta situación provocaba que las familias se fueran a dormir a hora temprana no sin antes tomar el café reunidos todos a la mesa escuchando las historias y leyendas que los abuelos contaban a las nuevas generaciones.
Duendes, apariciones, fantasmas, tesoros, la llorona, todo eso alimentaba la imaginación de los niños dando la sensación de vivir en un mundo rodeado de magia y misterio y también por qué no, de un poco de miedo.
La hora de dormir la marcaba el paso del “arenero” el viejecito que con su bolsa de arena arrojaba una poca a los ojos de los trasnochadores que enseguida se comenzaban a frotar los ojos, señar de que era hora de irse a la cama.
Huatusco mágico, más mágico que cualquier pueblo mágico.
Así fue hasta que en el año de 1897 se inauguró la planta de energía eléctrica que surtió de luz a la ciudad, lámparas que, aunque de bajo voltaje, empezaron a iluminar la ciudad y en algunas casas se empezaron a instalar las bombillas eléctricas.
La modernidad se hacía presente.