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Ropa donada termina en la basura, mientras los damnificados piden artículos de limpieza.

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Poza Rica, Ver. – En las calles aún cubiertas de lodo y escombros, la ropa donada a los damnificados por las recientes inundaciones en la zona norte de Veracruz se acumula bajo el sol y la humedad. Montones de prendas, muchas en buen estado, yacen olvidados a la intemperie, convertidos en un símbolo de la descoordinación que ha marcado la entrega de ayuda.

El desbordamiento del río Cazones dejó severos daños en viviendas y comercios, y aunque la respuesta solidaria de la población no se hizo esperar, las autoridades locales y grupos de voluntarios coinciden: ya no se necesita más ropa, sino herramientas y artículos de limpieza.

“Tenemos ropa de sobra, lo que falta son palas, guantes, escobas y detergente para poder limpiar las casas”, expresó una voluntaria en un centro de acopio de Poza Rica, mientras trataba de reorganizar los donativos.

En distintos municipios, las imágenes de montones de ropa tirada sobre el pavimento se repiten, evidenciando la urgencia de canalizar la ayuda hacia lo verdaderamente necesario. Los damnificados, por su parte, continúan luchando cada día contra el lodo, los malos olores y la escasez de alimentos.

A más de una semana del desastre, la limpieza avanza lentamente. Muchas familias siguen intentando rescatar lo poco que les quedó, enfrentando el reto diario de reconstruir sus vidas con las manos, la esperanza y, ahora, ropa que nadie puede usar.

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