Que nuestro grito resuene más allá de la marcha del 8M.
La sororidad se muestra en el reconocimiento de esfuerzos que han permitido que nuestro país y algunos estados estén liderados por una mujer, pero también en la exigencia por una escucha atenta ante lo que aún está pendiente. Mientras haya mujeres sin oportunidades, comunidades donde las niñas dejan de serlo por verse forzadas a un matrimonio, mientras exista acoso, violaciones y feminicidios, seguirá una lucha y demanda constante que requiere dejemos de lado la apatía y la indiferencia.
No se requiere ser una víctima para reconocer la realidad, de ahí la necesidad de que el privilegio no nuble la empatía, pues no se tiene que vivir un daño para ser solidario. Las mujeres hoy más que nunca necesitamos formar una comunidad y no solo entre mujeres, sino una comunidad en humanidad, donde sumamos aliados que reconocen la necesidad de un mundo más equitativo para que podamos desprendernos de roles y etiquetas.
Y si de avances se trata comencemos con pequeñas acciones, salarios justos y tratos dignos si tenemos personas a cargo, dejar de categorizarnos y respetar las diferentes creencias que tenemos aún en un mismo género, entender que no todas buscamos ejercer los mismos roles, pero sí los mismos valores: respeto, justicia y libertad. Que las decisiones que tomemos sean por elección y no por imposición.
Que el 8M no quede en un día, que sea una muestra constante del punto al que queremos llegar, para que las memorias que resuenen ya no sean de dolor, esa empatía que compartimos en la marcha, sea la que mostremos en cada espacio, hagamos un pacto, cada día cuidémonos todas con la misma fuerza que lo hacemos en las calles, con el mismo valor, aunque en el resto de los días no tengamos un mismo color.
Como último punto hago un llamado a nuestras autoridades, a nuestras líderes mujeres, a la presidenta Claudia Sheinbaum, a la gobernadora de Veracruz Rocío Nahle y a la titular de la Secretaría de Educación de Veracruz, Claudia Tello, pues como mujeres es su obligación dar respuesta a los más de 700 docentes que siguen en espera del pago de su seguro institucional, un derecho que desde gobiernos anteriores han detenido, dejando sin poder cubrir gastos médicos a múltiples docentes, entre ellos también muchas mujeres. Esa también es una lucha pendiente de la que seguiremos hablando hasta obtener justicia.