En busca de la cura y el bienestar.
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Estamos en busca de un estado perfecto de bienestar, de ahí el éxito de tantas organizaciones, productos milagro y marcas que se enfocan en este concepto. Pero esta búsqueda también conlleva a grandes estafas a personas de todos los niveles socioeconómicos. La desesperación por encontrar una cura a padecimientos crónicos, la necesidad de conservar a nuestro lado a quienes amamos puede llevarnos a acciones desesperadas o pérdidas cuantiosas.
Todas las personas somos libres de tener distintas creencias, hay múltiples maneras de encontrar un punto de equilibrio según nuestras prácticas, lo complicado inicia cuando caemos en manos de personas sin escrúpulos o sin preparación que toman cualquier elemento como justificación para aprovecharse de otros. Si buscamos la palabra bienestar nos toparemos con infinidad de resultados que no solo aluden al actual gobierno, sino a millones de cuentas de la industria del “wellness”.
De acuerdo al INEGI el mercado de yoga o meditación podría cuadruplicarse en algunos años. En general la industria del bienestar que incluye belleza, salud mental, meditación y mindfulness podría crecer hasta un 400% en 2030. ¿Por qué buscamos desesperadamente la sanación o este tipo de opciones? Porque durante décadas el movimiento del mundo nos llevó a enfocarnos en hacer, principalmente a las generaciones que con base en su esfuerzo construyeron un patrimonio, después llegaron generaciones con nuevos enfoques de vida y comenzó el cuestionamiento por el ser.
Estas dudas respecto a nuestro equilibrio personal se incrementaron con la pandemia por Covid-19, aún estamos pagando los estragos de un encierro masivo que sin duda generaron nuevos planteamientos de vida y necesidades en las personas del entorno, comenzando por la atención en la salud mental. Desgraciadamente no todas las personas que ofertan servicios en este rubro están capacitadas para dar un acompañamiento profesional.
Los medios digitales y sitios de internet ofrecen un sinfín de opciones de acompañamiento poco profesional, hay una era en la que el exceso de información también nos lleva al autodiagnóstico y peor aún a una automedicación que puede derivar en padecimientos o casos de intoxicación mayores.