EL SILENCIO DE LOS DIPUTADOS HUNDE A HUATUSCO.
*** El Hospital Civil Dr. Darío Méndez Lima volvió a quedar fuera de la agenda.
La visita de la presidenta Claudia Sheinbaum a Veracruz dejó un sabor amargo en Huatusco. Mientras en Pánuco, Misantla y Tuxpan se anunció la renovación de hospitales. El Hospital General Dr. Darío Méndez Lima volvió a quedar fuera de la agenda. Un hospital que, a todas luces, funciona con carencias de infraestructura, equipo y personal, fue simplemente ignorado.
Lo grave no es sólo el olvido desde el centro del poder. Lo verdaderamente indignante es la pasividad de quienes deberían ser la voz del distrito. Los legisladores locales -Guadalupe Vázquez, Alejandro Porras y Omar Blanco- (Una por elección y dos plurinominales), han guardado un silencio que raya en la complicidad. Tres representantes, pero ninguno capaz de levantar la mano para exigir lo que Huatusco merece.
Las redes sociales han hecho lo que ellos no: poner el dedo en la llaga. Ciudadanos han exhibido con contundencia la ausencia de gestión, reclamando que los diputados se han limitado a votar en línea con su bancada (MORENA), posar para las fotografías y presentar iniciativas recicladas sin impacto real. Un año legislativo transcurrido, y el saldo para la región es nulo.
El abandono institucional se vuelve evidente cuando, frente a la oportunidad de pelear por el hospital, los representantes del distrito optan por la comodidad del silencio. No es falta de conocimiento: saben de las carencias, conocen de primera mano la situación. Es falta de interés, de compromiso y de voluntad política.
Hoy Huatusco no sólo enfrenta un hospital en ruinas, enfrenta también a legisladores que se han convertido en espectadores de su propio fracaso. Y ese abandono, disfrazado de indiferencia, es quizás más dañino que la marginación desde el poder central.
La ciudadanía no puede seguir tolerando esta simulación. Si los diputados locales no cumplen su papel, es deber de los huatusqueños exigirles cuentas, desenmascarar su inacción y recordarles que el cargo no es un privilegio, sino una responsabilidad. Porque callar frente al olvido es, en sí mismo, otra forma de traición.
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