El despojo no entiende de disculpas.
Lo ocurrido es un ejemplo cotidiano de temas que no entendemos, de por qué preferimos la opresión y no el aprendizaje. Cuando se presentan estos sucesos son un reflejo del funcionamiento de nuestra sociedad, donde el privilegio nos nubla y nos olvidamos de la valía que tienen nuestras culturas. En efecto podríamos pensar en ancestros comunes, pero es fundamental entender el significado que otorgan a todo lo que hay alrededor de la elaboración de un textil.
Tan solo en México detrás de cada bordado que representa a las regiones de nuestro país, no solo se trata de ver figuras diversas, si no la representación que hay detrás, la comunidad que se forma para vivir estos aprendizajes. E incluso cómo va transmitiéndose de generación en generación.
Alguna vez un señor me compartía que cuando una lengua originaria se pierde rompe también con una manera distinta de entender el mundo, de ahí la importancia de entender y cuidar de nuestras raíces.
El problema no está en fusionar la cultura, sino en disfrazar de apreciación la apropiación. Cuando hay respeto por el trabajo de otros, se estudia, se valora y se comprende. En cada artesanía no solo hay piezas de colección, sino historias que relatan años de opresión y aprendizajes que deben posicionarse bajo nuevas miradas.
Si verdaderamente queremos exaltar nuestras culturas, hagámoslo de la manera correcta, entendiendo sus territorios y contextos, respetando sus percepciones, relaciones y sobre todo sin aprovecharnos de su necesidad. Pues ¿de qué sirve conocer tanto de técnicas de desarrollo y crecimiento si las realizamos a través del despojo y la opresión disfrazándolas de salvación?