El Borracho Siembra Pobreza.
–A manera de Reflexión-
En la esquina de una tienda de barrio, un anciano observaba a un hombre joven, obrero de la construcción, que se disponía a comprar cerveza. Con mirada serena pero firme, el anciano le dijo: “Mira, antes de gastar en esto, asegúrate de que a tus hijos no les falte nada”. Sorprendido, el joven respondió: “Yo tomo, pero no le hago daño a nadie”.
Sin embargo, el anciano insistió en su consejo, con palabras llenas de una sabiduría que sólo el tiempo concede. “Haces daño, hijo”, le replicó. “Le haces daño a tus hijos cuando les das un mal ejemplo, y a quienes te quieren porque verte borracho les duele. El borracho siembra pobreza, siembra miedos e inseguridades en su propia familia, y ellos no lo merecen”.
Este intercambio, aparentemente casual, revela una realidad profunda que afecta a muchas familias en silencio. La adicción al alcohol no solo afecta a quien la sufre, sino también a quienes lo rodean, en especial a los hijos y a la pareja. Las consecuencias no son solo económicas -que también son graves-. sino emocionales y psicológicas.
Cada peso que se destina a una botella podría haberse invertido en necesidades básicas o en el bienestar de los hijos. Pero el impacto va más allá de la economía: el ejemplo que ven los niños de un padre ausente o constantemente bajo los efectos del alcohol siembra inseguridades, miedo y hasta vergüenza. La estabilidad emocional de una familia puede fracturarse al ver que una figura de autoridad prioriza el vicio sobre el bienestar común.