Claudia y Trump. Lo que yo pienso.
Ni duda cabe que el temple de las y los líderes se mide en tiempos de crisis. Cuando otras y otros se hubieran dejado llevar por la desesperación, la cabeza fría con la que se condujo la presidenta Claudia Sheinbam dio resultados que pocas y pocos esperaban.
Ya se sabe que en redes sociales -y en columnas de opinión- todo mundo es experto en todo. Yo no quiero dármelas de experto en política internacional, ni en comercio mundial, ni en psicología -lo digo por quienes parecen leer el pensamiento del presidente Donald Trump-, ni en política criminal.
De lo que sí puedo opinar es de la gran demostración de liderazgo de Claudia Sheinbaum, de su gran amor por México y de lo bien representadas y representados que estamos por ella.
Para empezar, por no “calentarse” con la obvia falta de respeto por la calumnia de que fue objeto y por no achicarse frente a Gobierno de Estados Unidos.
Hoy en la Mañanera del Pueblo, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, su antiguo rival por la candidatura presidencial, se lo reconoció y usó la palabra “orgullo” para referirse a la manera en que Claudia Sheinbaum salvó el día.
Quienes estamos en política y nos dedicamos al servicio público tenemos mucho qué aprender de Claudia Sheinbaum. Siempre lo he pensado y ahora lo compruebo.