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Cáncer. | Parlamento Veracruz.

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Por Juan Javier Gómez Cazarín*

Es octubre, mes de la lucha contra el cáncer de mama en todo el mundo.

Creo que nadie que haya conocido el cáncer de cerca es indiferente a lo que esta enfermedad representa. En un familiar, en un amigo o en su propia persona, estoy seguro de que cualquier contacto con el cáncer es un antes y un después en nuestras vidas.

Incluso aquellas personas que han tenido la enorme fortuna de escribir un final feliz por haber superado esta enfermedad, no pueden permanecer ajenas a la angustia, el temor y el coraje que produce su sola mención. Hay gente que, de hecho, evita pronunciar su nombre.

El domingo me levanté muy temprano para correr en Xalapa la “Carrera por la vida” que organizó el comité de damas de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) en beneficio de la fundación “Ayúdame, Hermano, Tengo Cáncer”.  Fueron 7 kilómetros y cada metro lo corrí con esperanza por la evolución positiva de todas las personas que en este momento luchan contra este mal.

Pero no hace falta correr carreras. Todas y todos podemos hacer algo. En el Congreso del Estado, por ejemplo, nos coordinamos con la Procuraduría Estatal de Medio Ambiente y con la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer para recoger “taparroscas” de plástico cuyo reciclaje ayuda a financiar tratamientos. Cualquier persona puede acudir a donar las tapitas que recolecte en su vida diaria. No cuesta mucho trabajo.

Hay quienes donan cabello para hacer pelucas, otras pueden donar su tiempo como voluntarias en esta causa que debe ser de todos.

Cuidarnos a nosotros mismos también ayuda. Los exámenes periódicos son fundamentales para cerrarle el paso a la enfermedad cuando está en una etapa temprana y es más factible de tratar.