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ALEJANDRO MORENO CÁRDENAS CARECE DE VERGÜENZA Y ESCRÚPULOS

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*** Busca ampliar dirigencia del PRI por ocho años más. lograría su sepultura

*** Sus primeros cuatro años como presidente del partido, fueron funestos para el priismo nacional

*** Las acusaciones de falta de honestidad de “Alito siguen vigentes por malversación de fondos, tráfico de influencias, corrupción, enriquecimiento inexplicable, etc, etc.

Po: Pascacio Taboada Cortina/Jorge Martínez Cedillo

Ciudad de México. – El anuncio de Alejandro Moreno Cárdenas, “Alito”, de modificar los Estatutos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) –en una condición unipersonal—para ampliar hasta por ocho años más su cargo de presidente del instituto político, sería suficiente para que los priístas conscientes lo despidieran “ipso facto” por esa y muchas otras razones. Entre ellas, destaca la “derrota brutal” en la elección presidencial recién pasada.

Simplemente no tiene vergüenza ni escrúpulos. Lo menos que se espera es su renuncia a la conducción del partido y salir “por la puerta trasera –como decían los abuelos: con la cola entre las piernas”. De conseguir su permanencia, solamente sería para la sepultura del priismo.

El resultado de sus primeros cuatro años como presidente del partido, fueron funestos para el priismo nacional y para “Alito”: propició la “desbandada” de gran número de militantes. Algunos decidieron “refugiarse” en su contrincante MORENA, o esperar un tiempo mientras cambiaban las circunstancias. Sin embargo, tendrían que esperar ocho años más, una vez que el “dirigente formal” cumpla su capricho.

Eso fue vergonzoso para viejos y nuevos integrantes del PRI, “en vida y fallecidos”. Pongamos por ejemplo en este caso, a dos ya desaparecidos: Don Jesús Reyes Heroles y Carlos A. Madrazo. Dos auténticos luchadores políticos de “pura cepa”. Donde se encuentren, coincidirán en lo lamentable que no hayan surgido mejores dirigentes del partido, capaces de afrontar una actualidad compleja y difícil de superar.

A punto de desaparecer gracias a la nefasta gestión de Alito.

Esto debió haber ocurrido antes de la llegada de Moreno Cárdenas a la dirigencia priísta nacional, sobre todo que “traía arrastrando una cauda terrible de sustracción fraudulenta de recursos públicos en su desempeño como dirigente estatal del propio partido y posteriormente como gobernador de Campeche”.