Lecciones de Emilia Pérez.
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Emilia Pérez, la cinta que retrata una cruda realidad de México desde la mirada del director francés Jacques Audiard, tiene las opiniones de nuestro país divididas. En lo personal soy de las que consideran que no se puede emitir un juicio de lo que no conocemos, sin embargo, quien ha caminado de cerca con familiares que buscan a sus desaparecidos está en todo el derecho de sentir que la película es una burla para su realidad.
Si a lo anterior sumamos las polémicas desatadas con el elenco, principalmente con su protagonista, Karla Sofía Gascón, la cinta pasa a segundo plano pues los reflectores en medio de una temporada de premios donde la producción ha sido sumamente nominada, la atención es acaparada por posturas racistas, fuera de lugar y comentarios de odio que la protagonista ha realizado en sus redes sociales, lo cual ha dañado aún más el trabajo que nos guste o no ha sido arduo durante un lustro para que la película se presentara.
La primera lección es para Audiard en relaciones públicas, pues si bien su obra puede ser sumamente aclamada en el extranjero no tiene el mismo efecto en México, primeramente porque su comedia musical es más bien una burla al tratar de manera superficial una situación tan delicada para México, aunque a manera personal he de decir que la película nos resulta ofensiva porque nos duele, nos duele ver tantos estereotipos representados pero también creo que si alguien viene con moralismos absurdos somos los mismos mexicanos.
¿No somos nosotros mismos quienes nos burlamos de esta realidad? Ver en pantalla a narcotraficantes jugando a ser héroes nos duele porque el escenario que vivimos de manera cotidiana es mucho más cruel, bueno fuera que de la noche a la mañana las consciencias de quienes han enterrado a tantos muertos se aliviaran y nos dieran razón de los millones de paraderos cuyas familias buscan sin cesar.